La importancia de cuidar el recurso forestal
En 1969, el Congreso Forestal Mundial reunido en Roma instauró el Día del Árbol para el 28 de junio, con el fin de recordar a la humanidad la importancia de cuidar estas especies, que son la materia prima para que el hombre pueda satisfacer sus necesidades, y a la vez son fuente de desarrollo económico e importante recurso purificador natural del aire. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aceptó dicha iniciativa en el año 1971, pero cada país lo celebra según sus condiciones naturales.
Oxigenación, prevención de la erosión de los suelos, regulación de la temperatura, reducción del ruido, cuidado del agua y la frescura, son solo algunas de las cualidades de los árboles. No obstante, en muchos casos son cortados en Latinoamérica sin que haya un plan de manejo que permita la reforestación de los terrenos.
Latinoamérica tiene una superficie de bosques nativos de 860 millones de hectáreas, el 22% del total mundial, pero la falta de manejo hace que la deforestación cause pérdidas de casi 5 millones de hectáreas por año. No obstante, la FAO ha admitido que Latinoamérica ha sido pionera en la aplicación de mecanismos de conservación. El continente tiene el 24% de las áreas protegidas del mundo, lo que es un testimonio de la voluntad por preservar los bosques que generan una importante actividad económica.
Además, 26 países han implementado programas que apoyan el manejo forestal sostenible y fortalecen la institucionalidad del sector. Esta industria tiene un importante peso económico en América Latina y el Caribe, al emerger como líder en plantaciones forestales: posee más de 12 millones de hectáreas plantadas para usos industriales (principalmente en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay), con proyecciones de alcanzar 17 millones de hectáreas en el presente año 2021.
El sector forestal es el principal rubro de la economía de nuestra Región del Biobío y provee alrededor de dos tercios del total de retornos de divisas que tiene esta zona por sus exportaciones. Pero la actividad forestal rebasa los límites económicos y sociales de la producción de madera, celulosa, papel, combustible, ya que el bosque también presta servicios claves como la conservación de la biodiversidad, la regulación del agua y la mitigación del cambio climático. El tema crítico es cómo lograr una gestión que genere productos, ingresos y desarrollo socioeconómico, y al mismo tiempo preserve el recurso y contribuya a la gestión medioambiental.
Los incendios forestales son también una de las causas de la pérdida de bosques, y cada verano en diversos lugares de Chile se debe enfrentar esta situación, que a veces adquiere características de catástrofe. Durante los últimos veranos en la zona centro-sur se declaran centenares de siniestros, que se propagan con rapidez por la sequía que desde hace más de una década enfrenta la zona, ayudada por el fuerte viento y las altas temperaturas. Todas estas operaciones para tratar de contener el avance del fuego y evitar que afecte a sectores poblados, tienen un altísimo costo, porque hay que movilizar aviones y helicópteros de combate, brigadas, y el daño que se produce en el patrimonio forestal. Se considera que alrededor del 90% de los siniestros son causados por el ser humano, ya sea en forma deliberada o por descuido. Pero lo importante es sacar lecciones de esas tragedias, para futuras normativas que permitan prevenir algunas situaciones, como por ejemplo, el riesgo de que poblaciones se construyan en sectores muy cercanos a los bosques y que los tendidos eléctricos de alta tensión pasen por zonas de plantaciones forestales.
Es fundamental educar a las nuevas generaciones con principios que valoren la importancia de los bosques, más allá de las variables económicas, y generar un cambio cultural, donde el hombre forme parte de un ecosistema que involucra a toda la naturaleza.
El sector forestal es el principal nebro de la economía de nuestra Región del Biobío y provee alrededor de dos tercios del total de retornos de divisas. Pero la actividad rebasa los límites económicos y sociales de la producción de madera, celulosa, papel, combustible, ya que el bosque mitiga el cambio climático.
Fuente Diario El Sur